sábado, 24 de septiembre de 2011

Por tu eterna mirada al infinito.

Se encontraron a mitad de camino. Se miraron. No sabían como definir lo que sentían el uno por el otro. Pero siguieron andando. Esos ojos eran parte de un recuerdo que no acababa nunca. Un verano que les había unido.
Hablar, hablaron de muchas cosas. Por primera vez después de tantas miradas se dieron la oportunidad de conocerse. De escuchar todo lo que el otro pudiera decir. Quisieron reconocer al otro como persona individual. Y descubrieron que pese a las evidentes diferencias, un algo estaba comenzando. Algo que iba a ser difícil y posiblemente largo. Algo que gracias al valor que pusieron en ese paseo empezaba a florecer. La siguiente situación que les una esperemos que sea lo suficientemente silenciosa como para que vuelvan a oírse con la claridad que el primer encuentro dejó en sus corazones. La pureza de cada frase y contestación. La sencillez de amar al otro como persona sin fijarse en lo aparente. Amar. Mañana puede ser un gran día.
Seguiremos contándoles conforme al transcurso de los acontecimientos.

1 comentario: