martes, 9 de diciembre de 2014

Navidades para siempre.


En Diciembre muchas cosas pierden interés, ya solo hay que buscar una buena manta, escuchar música del tocadiscos, y oír como los niños juegan con los adornos del Árbol. 
El aroma de un bizcocho que inunda el salón y el olor del serrín mientras papá pone el Belén en la entrada.
En unos días será Navidad y todos cantaremos juntos, los más pequeños aprenderán nuevos villancicos y rezaremos juntos y felices. 
Estar lejos de casa es algo que el tiempo no nos dejó evitar, dentro de unos años tal vez podamos volver a Madrid y tomarnos el bocadillo de calamares con los abuelos, y todos los primos. 
Los niños no conocen las luces de Navidad por la ciudad y tampoco han probado el pavo de mamá. 
Pero la felicidad no es recordar, sino vivir. Y mientras estemos todos juntos estaremos siempre en el mejor lugar del mundo para vivir.
Leer cuentos por la noche y diseñar la nueva figurita para el Belén, este año es en madera, los mayores me han pedido un pastor niño que le lleve su manta a Jesús.
Las niñas han puesto todos sus lazos en el Árbol y ya se ha caído un vaso de leche sobre el mantel. 


martes, 18 de noviembre de 2014

Cada día es historia.


Cómplice de una nueva historia. Eso era lo que se sentía cuando les veía pasear por los pasillos de la facultad, sentía sus sonrisas y su felicidad. Cada silencio se convertía en el mayor regalo de intimidad. Podían tener sueños de pequeños momentos que ellos harían grandes.

Ella no paraba de sonreír y encontraba torpes sus manos, no sabía que hacer, él no paraba de mirarla. Y la alegría del presente se llenaba de dibujos.
Él estaba dentro de algo brillante y libre. Sentía una serenidad placentera cada vez que ella estaba cerca y adoraba su sonrisa como el artista a su mejor obra. Cuando conseguía que se riera estallaba algo dentro de su pecho que le hacía suspirar.

El tiempo pasaba y las aulas y los pasillos se hacían pequeños mientras se convertían en delicados reflejos de futuro. Las calles de la ciudad eran el mejor escondite donde compartir sus vidas.

El tiempo me dejaba escuchar el relato de una historia que buscaba el mejor final feliz: hoy.


martes, 21 de octubre de 2014

En ese lugar.



La tarde comenzaba con un sol dulce. Los caminos subían hacia historias que compartir. Los dos podían decidir. No estaban solos, no volverían a estarlo. Fue una mansa alegría descansando en dos sonrisas.
Hacia tiempo que no tenían tiempo para hablar en total confianza. Con la seguridad de ser escuchados.
- Este momento es nuestro. Formará parte tanto de nuestro pasado como de nuestro futuro.
-Deja de pensar en esas cosas y vívelo, ¿quieres?
- Es extraño esto del silencio.
-Mírame.

                                                                                  ...




Pudieron pasar horas, años.
Pudieron envejecer juntos en ese lugar.
Toda una vida,
toda una felicidad inabarcable les invadió. 

Hay palabras que solo una mirada puede decir.



domingo, 21 de septiembre de 2014

Sin atardeceres de domingo.



No es que no quiera esperar, no es que tenga miedo. 
Me despido cada noche de la incertidumbre.
Sueño sin más preocupación que dormir.
Descanso en saber que no hago nada.
Recupero las ganas de crecer.
No es que no quiera esperar, estoy esperando.
Espero cada día y cada respiración.
Escucho las dudas de tus labios.
Siembro esfuerzos y ricas luchas
Encuentro tu mano, que besa la mía.



domingo, 3 de agosto de 2014

Cosa de dos.



Hay veces que  cuando Rebeca cierra la puerta temo que no vuelva a abrirla. Me da la sensación de que no soy yo el hombre con quien ella debería estar compartiendo su vida. Recuerdo que fuimos novios y pasamos ese tiempo incómodo y prolongado antes de que el torpe de su novio, es decir, yo, le pidiera matrimonio. Recuerdo su sonrisa cuando me contestó que si. Todo pasaba según el orden establecido que alguien parecía decidir. La quiero con todo mi corazón. Deseo estar con ella. Deseo verla despertarse y bostezar en el primer "Buenos días".  Pero aún siento que si ella me quiere, que si tenemos dos niños es por un error de cálculos, es por alguna decisión errónea. No sé como hemos llegado hasta aquí, no sé como puedo tener el privilegio de dormir a su lado, no sé como no se da cuenta de que ella es algo grande y brillante que debería estar en mil sitios a la vez. 
-Cariño, me he vuelto a olvidar las gafas, y la carpeta del proyecto, soy un desastre.- cierra la puerta de casa,y al segundo vuelve a aparecer su rostro.- Por cierto, estás arrebatador con ese pijama, no sé que mérito habré hecho para que seas mi marido. Te quiero. - y ya bajando por las escaleras-¡ No te olvides que es conmigo con quien has quedado a comer hoy!




jueves, 17 de julio de 2014

El nombre de hoy.


Hay días, como este 17 de Julio en que sonrío diferente a los demás días. Puede que sea un día de lo más normal. Horas sin ruidos distintos, segundos sin sorpresas dulces, pero con un aroma diferente. Hoy pienso en alguien más. Hoy tengo una preocupación más. Es una preocupación especial. Una responsabilidad. Hoy siento que algo me hace realmente especial. Tengo un cosquilleo generalizado cada vez que respiro. Hoy respiro por dos. Hoy lo sé.
Quiero recordar este día, saber que desde hoy en adelante ya no es algo nuestro, algo que solo nosotros podemos conocer. Hoy todo lo que sentimos ya tiene un nombre. Algún día correrá por el pasillo y sonreirá sobre tus rodillas. Hoy es el primer día en que los tres juntos nos empezamos a conocer. Hoy sonrío diferente a los demás días y tú me abrazas más fuerte. Sé que es una tontería, un capricho, pero me gustaría recordar este día y ponerle su nombre. Quiero no olvidar este sentimiento y la sensación que me recorre el alma. Hoy nosotros somos uno más y puede que sea un día de lo más normal.


lunes, 23 de junio de 2014

Desde que estás



“Muchos defienden la frase: "todas las decisiones de tu vida son importantes y determinantes". Lo dicen como si dijeran algo que no se tiende a aceptar. Pero es lógica esa afirmación, y casi podría decirse: obvia. Pero lo difícil es vivirlo y lo bonito y a veces dramático es descubrirlo. Últimamente agradezco mucho las decisiones que en el pasado tomaron otros. Son las decisiones que les han permitido estar a mi lado.
Hoy cumplo 98 años. En mi cabeza, en mi memoria, sigo siendo la misma niña que jugaba al tenis con su padre en Santander con una raqueta de ping pong. 
Me parece mentira estar rodeada ahora de tantos niños pequeños. Algunos de nuestros hijos ya son abuelos. Nuestros bebés, recuerdas?
Nos casamos a los dos años de conocernos, nos parecía que no tenía sentido esperar, nuestras vidas no nos pertenecían, lo descubrimos después de unos cuantos paseos por la ciudad. Puede que escandalizáramos a más de uno de nuestros amigos, entonces la gente ya no se casaba hasta los treinta. Pero siempre estaba tu respuesta: Si no nos casamos, nos condenamos. Tú y tus alarmantes afirmaciones que desencajaban a los incrédulos.
Es maravilloso, cada persona que hoy me rodea, todos estos niños, todas estas vidas y sonrisas llevan algo tuyo en sus miradas.
Cuando nos enamoramos sentimos que algo grande empezaba, nos dimos cuenta de que sin lugar a dudas teníamos que permanecer juntos porque el tiempo y el espacio eran algo nuestro si estábamos cerca.
Sé que te encantaría estar a mi lado mientras soplo todas estas velas. Dos de nuestros nietos se han encargado de colocarlas y encenderlas todas y los más pequeños me ayudan a soplar. Recuerdo nuestros primeros días. Me encantaba descubrir que querías pasar tiempo conmigo tanto como yo deseaba oírte hablar.
Pero durante todos estos años desde que me dijiste que me querías, nunca he dejado de sorprenderme ante la idea de que alguien tan grande como tú pudiera amarme. Hoy estoy rodeada de los frutos de ese amor, y por eso, aunque no estés a mi lado apretando mi mano y dando vueltas a mi alianza, estás.”




jueves, 15 de mayo de 2014

Today is no more without you.



Escuchar jazz por la mañana, coger un vuelo a las 8 de la tarde. Dar un dulce paseo a la sombra de los pinos del bulevar recordando miles de paseos que dimos desde muy pequeñas. Unas veces corriendo, otras en bici, con patines o jugando con una pelota. Pasaba el tiempo y empezamos a cantar inventándonos segundas voces, bailando y grabando vídeos absurdos. Hablábamos y nos contábamos mil y una inquietudes, inventábamos idiomas y seguíamos jugando mientras paseábamos, juntas. Subir la cuesta a toda prisa porque llegamos tarde a misa y bajar soñando con sentarnos en una de sus terrazas sin pensar en los deberes sin hacer.
De cada lugar que me rodea tengo miles de recuerdos contigo, solo tengo que cerrar los ojos e imaginar que estás a mi lado, oír tu voz cerca de mi contándome algún percance que has sufrido en el día de hoy y escuchar tu risa después de alguna de mis incongruencias. Estoy deseando abrazarte, en un aeropuerto, como en las películas.  Preferiría pasear eternamente contigo por el bulevar pero ¡soy tan feliz de verte tan llena de paz! Preferiría no tener que separarme de ti y que me dejaras ir allá donde tu vayas. Me gustaría estar en todos tus días, en las lágrimas, en las dudas y en las carcajadas más irrefrenables. Este año sin ti ha sido realmente difícil. Ahora me regalas 4 días con mi hermana. Gracias, lo necesitaba. No sabes cuanto. Pasear por un bulevar de Suiza seguro que también es maravilloso, porque lo que realmente importa es que estemos juntas.


sábado, 10 de mayo de 2014

Escribir para hablar.



Muchas veces empiezo a escribir solo por sentir que mis dedos se pasean con rapidez por el teclado. Escribo cualquier cosa, no importa lo que sea. Escribo frases, frases como por ejemplo: "Si alguien la hubiera mirado en ese momento, habría sido consciente de que dentro de si ella había perdido la batalla y ya nada podría hacerla querer respirar de nuevo."
Posiblemente podría seguir escribiendo acerca de esa frase y contar que la desesperación que sentía no podía traducirse ni en la mejor de las melodías. Que todo había desaparecido, su error había hecho desaparecer cualquier posibilidad de felicidad futura, había apostado todo a una carta, y resulta que no quedaban más cartas en la baraja. Perdida una, perdidas todas. Una baraja no sirve si no está completa, digan lo que digan...
Si os contara más cosas sobre ella, Alix. Bueno, si siguiera hablando de ella, si os explicara que es lo que le ha pasado, por qué ha estructurado cómo va a ser su vida a partir de ahora, si os contara que ya nadie va a amarla nunca más. Bueno, si os dijera éso, terminaría el argumento rápidamente, porque si realmente alguien piensa que nadie va a volver a amarle de esa forma especial que hace que lo arriesgues todo, ese alguien deja de ser interesante, porque lo que hace que las historias se cuenten es la esperanza que siempre queda al pasar la página.
Seguramente Alix tendrá mejores momentos en su vida sobre los que algún día os hablaré, pero esta tarde necesita escribir rápido, sin pensar, sobre el teclado de su ordenador, sin tratar de complacer a nadie. Sólo escribir. Palabras, palabras y más palabras... Mantener su mente ocupada en la música que suena en el tocadiscos y tratar de seguir el ritmo con los dedos.




miércoles, 23 de abril de 2014

Particularidades de cada nariz.




Para ordenar el armario siempre lo vaciaba todo en el suelo y después iba recogiendo prenda por prenda. Las doblaba como si fueran para exponer e iba colocando los jerseis por un lado, las camisetas delante, los pantalones en dos filas y luego siempre un rincón para aquellas extravagancias que nunca se iba a poner pero que conservaba por alguna razón desconocida aún.
El proceso se repetía al menos una vez al mes, algún día de estrés acumulado o una mañana de sábado en que el tiempo parecía desperdiciarse.
Era muy meticulosa, limpiaba todo el interior después de vaciarlo, e incluso una vez colocó etiquetas.
Unas veces lo organizaba por colores, por estilo o por: "ponible" y "no-ponible".
Era lo único que le gustaba ordenar, lo demás tenía su propio orden dentro del desorden general.
Creo que mañana toca otra vez.


sábado, 1 de marzo de 2014

Una persona más.



Dulce siempre era la última en llorar, a veces no le daba tiempo. Creía que era culpa de algún recuerdo. Pero si la preguntaban se daba cuenta de que había olvidado el porqué.
Cada vez que intentaba amar y dejarse amar descubría que no podía. Pasaba el tiempo y se iba adecuando a la soledad de sus sonrisas y preocupaciones. No servía de nada mirar por la ventana siempre se encontraba con el mismo paisaje.
Dulce tenía miedo a las palabras. No las entendía ni siquiera cuando salían de sus labios, de sus ojos. Muchas veces había intentado escribir algo, algo real y puro. Una mañana de finales de invierno se dio cuenta de que los días se sucedían sin rumbo. No tenían un porqué, igual que ella. Su problema era el no ser protagonista de nada, ni de sus decisiones. Caminaba siempre arrastrada sin oponer resistencia.
Dulce tenía miedo del gigante pino que crecía delante de la casa. Los niños jugaban bajo su sombra en verano, la entretenía mirarles y escuchar sus voces desde lejos. Pero era invierno y solo el viento contaba historias. Siempre sonreía para poder pasear entre la gente sin el vértigo de no conocerles. Dulce tenía miedo de las palabras, no las entendía.



domingo, 16 de febrero de 2014

Silencio dormido.

No podía escribir nada, no era capaz. Cada vez que abría el ordenador y acariciaba sus teclas se daba cuenta del silencio que había en su cabeza. No es que no tuviera cosas que contar, las tenía. Tenía grandes sueños, grandes historias escondidas, pero una voluntad oculta dentro de si le impedía escribirlas, expresarlas. Quería solo vivir esos sueños, quería que sus torpes premoniciones fuesen ciertas. Quería vivir y luego contarlo, porque sabía que tendría muchas más cosas que decir que sólo imaginándolo. 
En estas situaciones, el tiempo se convierte en un gran torturador. Grande, porque está por todas partes y ocupa todas las posibilidades y torturador, porque no se olvida ni un momento de ti y te recuerda que aún no ha sucedido nada. Es como si no te dejaran dormir, todo a tu alrededor pierde importancia para concentrar tus fuerzas en ese objetivo que el tiempo te aleja. Pero seguramente, si te dejas llevar por el sueño, por el empeño de conseguirlo, no verás la oportunidad perfecta, el atajo desconocido. La felicidad que se te brinda en los pequeños detalles de cada día.
No podía escribir nada, no era capaz. Deseaba vivir.


martes, 11 de febrero de 2014

Sin más y con todo.

Toda batalla tiene sus momentos de gloria y sus desesperanzas.
Hoy en día la gente se preocupa por lo que tiene y lo que no tiene, lo que le dan y lo que le quitan. 
Se escribe acerca de la injusticia, sobre los derechos robados, sobre la desigualdad. Se juzgan unos a otros. Se interroga a una humanidad que no escucha más que sus propias respuestas. Hoy en día, parece imposible pensar que existen niños que sonríen cuando empieza a nevar en la capital. No existen los sueños de un futuro sonriente. Todo se colorea en tonos grises matizados por pequeños ignorantes que siguen regalándonos carcajadas e inocentes frases. 
Entre ese barullo que intenta oprimir al futuro existen momentos en que soy completamente feliz. Gracias.


lunes, 20 de enero de 2014

Mi Principito entre letras.


Como cada lunes, mi Principito, me esperaba con churretes de chocolate. Se tomaba la merienda a todo correr al llegar casa. Poco después, llegaba yo con un libro bajo el brazo o entre mis apuntes del conservatorio... 
-¡Hola Blanca!- su saludo era algo maravilloso. Siempre sonriendo aunque lo último que le apeteciera fuera leer...

Tuvimos nuestra época poética. Versos octosílabos. Leíamos a Quevedo, su favorito. Repetía ya de memoria muchos de sus versos.
Hubo tardes en que lo único que hacíamos era reírnos intentando decir trabalenguas o buscando palabras entre los lomos de los libros de la estantería. Posiblemente eran las clases más productivas de todas...
Ahora ha pasado el tiempo y ya no cruzo a la acera de enfrente tres veces por semana. Ya no desciframos palabras extrañas ni leemos Roald Dahl, pero me sigue saludando con la mejor de las sonrisas, pase el tiempo que pase y crezca lo que crezca.






domingo, 5 de enero de 2014

Siguió dando vueltas.



Esa mañana, Cosmo, fue el primero en despertarse. Fue hacia la cocina y sacó su taza favorita, la de las dos golondrinas en pleno vuelo. Comprobó que estuviera limpia y puso agua a calentar en los fuegos.  Era Enero. Una fría mañana de Enero. El día anterior había llovido y el cielo, despejado, vacío, helaba las pupilas del joven.
Sólo quedaban dos bolsitas de té, tendría que acercarse a comprar más a mediodía. 

El vapor de agua que comenzó a salir de su taza le recordó tantas mañanas de su vida en las que se calentaba las pequeñas manos alrededor de la taza. 
Al poco rato, mientras dejaba que el té se hiciera, comenzó a poner las tazas de todos los demás. Siete. Ya solo quedaban siete. Poco a poco, los mayores habían empezado con sus vidas, con sus propias familias. Habían salido fuera del hogar, habían abandonado el cuarto de en medio donde tantas batallas tuvieron lugar..
Cosmo seguía levantándose todos los días y viviendo rodeado de los más pequeños que le querían con sincero afecto.  Solía decir que era feliz, que tenía sus metas, sus sueños, que algún día lograría comenzar mas allá de la verja negra del jardín. Pero ahora era feliz y por tanto, no debía cambiar sus rumbos.  Ya comenzaría más tarde su vida. Aún no quería o no podía enfrentarse a ello.
Los pequeños fueron levantándose con la alegría de un nuevo día. La más pequeña cantaba una canción sobre duendes y elfos. El bullicio del desayuno apagó el pensamiento de Cosmo que siguió dando vueltas a su cucharilla.