miércoles, 23 de abril de 2014

Particularidades de cada nariz.




Para ordenar el armario siempre lo vaciaba todo en el suelo y después iba recogiendo prenda por prenda. Las doblaba como si fueran para exponer e iba colocando los jerseis por un lado, las camisetas delante, los pantalones en dos filas y luego siempre un rincón para aquellas extravagancias que nunca se iba a poner pero que conservaba por alguna razón desconocida aún.
El proceso se repetía al menos una vez al mes, algún día de estrés acumulado o una mañana de sábado en que el tiempo parecía desperdiciarse.
Era muy meticulosa, limpiaba todo el interior después de vaciarlo, e incluso una vez colocó etiquetas.
Unas veces lo organizaba por colores, por estilo o por: "ponible" y "no-ponible".
Era lo único que le gustaba ordenar, lo demás tenía su propio orden dentro del desorden general.
Creo que mañana toca otra vez.