martes, 21 de octubre de 2014

En ese lugar.



La tarde comenzaba con un sol dulce. Los caminos subían hacia historias que compartir. Los dos podían decidir. No estaban solos, no volverían a estarlo. Fue una mansa alegría descansando en dos sonrisas.
Hacia tiempo que no tenían tiempo para hablar en total confianza. Con la seguridad de ser escuchados.
- Este momento es nuestro. Formará parte tanto de nuestro pasado como de nuestro futuro.
-Deja de pensar en esas cosas y vívelo, ¿quieres?
- Es extraño esto del silencio.
-Mírame.

                                                                                  ...




Pudieron pasar horas, años.
Pudieron envejecer juntos en ese lugar.
Toda una vida,
toda una felicidad inabarcable les invadió. 

Hay palabras que solo una mirada puede decir.



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