jueves, 3 de febrero de 2011

Rememberance

Me desperté sin ganas de levantarme. Eran las seis y media o eso marcaba el viejo reloj que hay sobre el estante de las muñecas. Yo solía jugar con ellas, hace ya mucho tiempo, antes de marcharme.
La persiana estaba medio subida y una pálida luz entraba por las rendijas creando en la habitación un ambiente polvoriento.
Me senté sobre la cama pasados unos minutos y comencé a hacer un estudio de ése mi antiguo cuarto de juegos donde tantas horas había pasado. La casa ahora estaba vacía.

Cuando Hilary Dembergson , la abogado de mis padres, me llamó, yo estaba en un seminario de la Universidad de York. Colgué.

Tres horas después cuando recordé el pequeño incidente, llamé con desgana. Hacía años que esa mujer no me llamaba y la última vez había sido para solucionar un problema financiero que me puso de los nervios.
- ¿Señorita Sparsgel?¿es usted?-su voz sonó...¿falsa?con un deje lastimero al final..
-Si soy yo, ¿para qué me llamaba usted hace...-consulte el reloj de pulsera que me regalaron mis padres por mi 17 cumpleaños- tres horas y dos minutos?
-Pues verá, es por sus padres...
-Sí, me lo figuraba, ¿qué ha pasado?¿se ha caído mi madre o algo así, hay que pagar algo?¿un problema con el seguro?-tenía prisa quería terminar aquella estúpida conversación.
-Pues...sus padres, Señorita Sparsgel, fallecieron ayer por la noche...les atropelló un chico que iba al volante, borracho. Ellos, en fin..estaban dando ese paseo que..
-..que siempre daban alrededor de la manzana, sí lo recuerdo...-no era capaz de comprender que había cambiado tras esa información..me quedé pensativa..y colgué al rato, sin decir palabra...
Tres días después decidí volver a casa...>

Mamá no había cambiado nada, mi cuarto estaba exactamente igual que cuando me fui, seguía limpio, como esperando a aquella niña que solía hablar sola, correr, saltar y cantar a su vera. Los muñecos y peluches seguían con la mirada atenta como si esperaran escuchar la nueva lección de lengua de la pequeña Miss Sparsgel, esa niña de tirabuzones que dormía abrazada a ellos...

Pero crecí..me hice mayor..he incluso antes de haber crecido lo suficiente, salí de ese cuarto para no volver... Pero ahí estaba yo otra vez...sola..triste...sin poder explicárselo a nadie más que al respetuoso silencio que entraba por la puerta sin más compañía que los lejanos recuerdos.

1 comentario:

  1. Pff!... qué sensación más horrible!
    La falta de tus seres más queridos y tu vuelta al mundo con la diferencia de estar sola...
    A pesar del texto tan triste,está genial transmites la voz de la locutora y, la tristeza y la desgana de la vuelta a la vida de esa pobre chica.

    Muy bueno ^^

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