martes, 17 de diciembre de 2013

Ver con los ojos cerrados.

Creer en el amor es algo que solo puede hacer quien lo ha sufrido, quien ha sonreido al darse cuenta que existe esa persona. 

Todas las mañanas al despertarse, la pequeña flor, observaba como la Luz penetraba en cada particula de aquello que la rodeaba y como la Luz era también quien creaba sombras con bellas formas alrededor de cada ser. Todo se definía, todo se conocía gracias a la Luz, todo quedaba a su alcance. Todo podía observarse con la placidez del calor.
Las cosas eran bellas por y para la Luz pues era Ella quien más disfrutaba de las tonalidades que se conseguían crear en cada cosa.
La pequeña flor solo amaba, realmente, a la Luz. Sólo en su pensamiento descansaba. Sólo en Ella encontraba regocijo.
Pero en ese amor descubría que amaba todo lo iluminado. Y un día, un día se fijó más allá. Y, tras los colores, descubrió una existencia que le hacia anhelar con miedo el siguiente amanecer.






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