miércoles, 1 de febrero de 2012

Gente ajena a nuestra realidad.

-Sabes Sam, no me importa, puedes hacer lo que quieras. Pero...
-Pero que...
-Bueno, ya sabes lo que pienso de Henry.
-No te preocupes, no va a pasar nada, solo voy a ir a hablar con él, Me voy a acercar, le voy a saludar, y ...
-No sigas , no sigas- este era el tipo de situaciones que me ponían de los nervios- Mira, ya te lo he dicho haz lo que quieras, haya tú... Pero luego no digas que no te lo avisé.
-No, no voy a ir si tú no quieres.-eso es lo que llevaba ya un rato deseando oír.
-Gracias Sam, eres un cielo. Puf...que peso me acabas de quitar de encima. En serio no sabes de la que te has librado, cielo.
-Bueno, bueno, pero entonces vámonos de aqui, me siento super idiota aquí quieto en mitad de toda esta gente. Vámonos antes de que nos vea y ya no haya solución.- la musiquita de Nokia salió de mi bolsillo.
-¡Pero bueno, si están ahí Sam y Agnes! venir, venir- dice Henry mientras todo su enorme cuerpo se cernía sobre nosotros, pobres mortales. El mal ya estaba hecho, ahora no iba a haber forma de volver pronto a casa, ver una peli con los niños y pelearnos por las palomitas...


1 comentario:

  1. Querida Bella, disculpa la larga ausencia, pero estoy algo "liada". Me gusto mucho este relato corto y entiendo perfectamente lo que se siente cuando te encuentras con alguien parecido a Henry =S

    el otro texto de las gemelas tambi{en estuvo lindo!

    un beso. Espero pasarme de nuevo pronto.

    ResponderEliminar