lunes, 2 de septiembre de 2013

De perfil a contraluz.



...cuando apareció la luz de su mirada
 había un naúfrago velando la noche.
 Una luz que oscurecía el día
 y una tela que cubría su amor.
 Nadie había más perfecto
 ni en lugar conocido habíase visto
 tal belleza como la de la flor marchita
 sobre la arena.
 Quién pudiese entender el nombre
 de lo que en ella se escondía,
 quién abriría el oscuro rincón
 de los que la conocían.
 Quiénes podían enseñar
 cuanto odio escondido hubiese.
 Si alguien hablara
 en un silencio perdido
 nada existe más allá de sus miedos.
 Y se amaban sin saberlo
 y se odiaban en cada gesto. 
Y nadie podía entender una caída mejor,
 ni peor acompañada que sin él. (Isabel Vicent)


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