jueves, 26 de marzo de 2015

Como niños.



Por la noche hay un silencio que se prolonga de hogar en hogar, cuando las luces se apagan.
Es un silencio tranquilo que solo nuestros pensamientos pueden enturbiar. Todos los relojes suenan, se oyen unos a otros, se escuchan los sonidos que la luz,  el día mantenían ocultos.
Explíquenle eso a los niños pequeños que temen la oscuridad muchas veces por los sonidos desconocidos que en ella parecen aflorar. Enséñenle el silencio a las doce del mediodía, demuestren que lo desconocido no siempre es nuevo.

Como esos niños pequeños que son incapaces de dormir si cierras la puerta o apagas la luz del pasillo, o esos que hasta que los padres no se van a dormir ellos tampoco y se quedan en la oscuridad, detrás del sofá, viendo películas inapropiadas o noticieros sin sentido. Como todos esos niños, y con las mismas reacciones y consecuencias seguimos hoy retando a ese silencio que ofrecen las luces apagadas o quizá las mentiras ocultas y disfrazadas.